Descripción del problema
El debate como practica de pensamiento crítico desempeña una serie de competencias a nivel curricular-formativo desde los campos de la comunicación, las culturas, la pedagogía y la gestión educativa. Los debates con profundidad epistémica suelen permitir al aprehendiente manifestar con propiedad su palabra ante problemas acaecidos y/o a encontrar posiciones de acuerdo o disenso con otros. Empero, la experiencia ya genera el primer logro.
Ciertamente, el domino del lenguaje es un instrumento que recrea los hechos, pero, a su vez, los puede configurar a los intereses del emisor. Con el lenguaje se argumenta o se persuade, pues no siempre el que argumenta lo logra. En tanto, en la argumentación; el criterio para determinar su validez o invalidez es su compromiso con la verdad. La persuasión es aquella capacidad para asombrar auditorios; lo que define su corrección o incorrección; según menciona Posada (2012:83).
Cabe destacar que; desde los planos educativos, no siempre se evoca la necesidad de impartir herramientas que coadyuven a los estudiantes en sus competencias aleatorias como, por ejemplo; la expresión de ideas coherentes, a explorar contenidos de discursos con cualidades críticas; o a profundizar en aspectos de correlación temáticos. En fin; así surge una necesidad educativa inminente; que apoye la creación integral de talentos de la expresión y con el uso del pensamiento racional crítico.
Acorde a su conexión con el lenguaje, el enfoque sociocultural de Vygotsky inscribe además que; los cambios en los procesos mentales de los seres son consecuencia de la transformación de la sociedad. Para Vygotsky, entonces; existe una relación entre el lenguaje y el pensamiento a través del desarrollo ontológico; ambos intervienen en el desarrollo del habla, inicialmente se presentan separados, y en determinado momento se atraviesan y el pensamiento se torna verbal y el lenguaje racional (Carrera & Mazzarella, 2001).
Sobre dicha circunstancia; el debate como máxima de aprendizaje necesita de espacios itinerantes que le otorguen un posicionamiento, un lugar de enunciación, una apertura ideática hacia otras formas de pensar y una confluencia localizada que provoque coincidencias o discrepancias en sus conclusiones. Tales condiciones envuelven al ser que habita su palabra entorno a sus consientes geografías intrínsecas; por lo que, es de esperar que se satisfagan las necesidades de aprendizaje en sus meras vertientes ontológicas.
Por otra parte, el debate exige ir más allá de una simple exposición verbal, ya que el argumentar, se convierte en el fundamento de la investigación; es diferente afirmar algo gratuitamente que, carece de valor frente a una argumentación de calidad, y que, por lo tanto; hace complicada una contraparte de refutación (Gonzallez:2022:28).
En consecuencia; el debate a través del desarrollo del pensamiento crítico permite identificar problemas que posteriormente llevarán a una posible solución, despertando la capacidad de innovación y creación en el estudiante. La metacognición también se desarrolla durante el estudio de la argumentación, es fundamental para la formación y participación en debate. recuerda Albornoz (2017) Cabe indicar que; ante un problema, se analiza la situación y se plantean las hipótesis para intentar resolverlo. Este proceso se somete a la crítica racional, en el intento de encontrar y eliminar errores y alcanzar en el conocimiento” (Montero, 2011). Aunque, la “la virtud de argumentar conlleva estrategias de manipulación, las técnicas de manipulación más eficaces y engañosas suelen ser aquellas que no hacen intervenir la razón” asiente Cattani (2003:10)
Por lo tanto, se resume que, la argumentación es un modo de recoger las ideas o pensamientos, ordenarlos tratando de tener en cuenta el criterio subjetivo de los mismos, que pueden hacer variar las ideologías o pensamientos de los receptores (González: 2022: 30). Y en la vida diaria; se tienden a desaprovechar las virtudes que ofrece debatir. Aparte de, favorecer un encuentro con inminentes verdades en la creación de la realidad; la razón lógica apela a despejar panoramas confusos, insostenibles y falsos. Metafóricamente, la crítica y la razón caminan de la mano.
Asimismo; M. Castillo menciona que; las prácticas argumentativas son un recurso de gran valor para enfrentar las contradicciones cognitivas, dudas, interrogantes, decisiones complejas e incentivar a una discusión con un razonamiento, consolidación de argumentos, coordinación de acciones y la reflexión en torno a la edificación de conocimiento (2020: 13).
Por otra parte, la experiencia previa de debates en la Universidad Nacional se ha enriquecido de la posibilidad inminente de sus constantes formas de reflexión, participación, toma de decisiones, cocreación de estrategias y prácticas de campo sincrónicas a la realidad. A partir de la autocrítica y las transformaciones culturales oportunas en el grupo; el viaje de aprendizaje denota tonos de madurez, constancia y una virtud especialmente abierta a servir.
Por lo anterior, con base a Castillejo (2016) subrayo que; la pedagogía del debate en el aula genera ilusión para aprender; además promueve la investigación desde la síntesis en las llamadas tecnologías de información y comunicación (TIC), las tecnologías de aprendizaje y conocimiento (TAC) y las tecnologías de empoderamiento y participación (TEP); además de que extiende las conocidas habilidades blandas y reconfigura los valores comunes.
Ciertamente, como un proceso continuo es de esperar que se recojan dividendos en el corto, mediano y largo plazo. Con las capacidades obtenidas, también se despliegan compromisos que trascienden su gestión hacia la abierta participación con otros actores, según sea devengado.
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